LA CORTINA DE HUMO
Una vez, Winston Churchill, en un célebre discurso,
declaró que una “Cortina de Hierro” había caído sobre una parte del mundo,
refiriéndose a la U.R.S.S. y su zona de influencia. La frase se usó para
generar en la mentalidad occidental la idea de que el oscurantismo se había
instalado en los países donde surgieron regímenes socialistas, en
contraposición con las naciones del “Mundo Libre”. Allí imperaba una oscuridad
ominosa, impenetrable, insondable, que generaba una sensación de amenaza
latente sobre esa parte del mundo donde Dios bendecía a la “democracia”
(asociada a “capitalismo”). Poco importaba que la mitad de los países del
“Mundo Libre”, en Europa, en Latinoamérica, en África y en Asia, en realidad
estuvieran bajo dictaduras militares en las que a diario se ejercía terrorismo
de Estado sobre la población, o se ejerciera todo tipo de persecución y censura
incluso bajo la sombra de la Estatua de la Libertad. La seductora idea de que
el Mal acechaba en Oriente y que el Bien anidaba en Occidente bastaba para que
gran parte de la población siguiera con sus quehaceres diarios sin molestarse
en pedir explicaciones a sus gobiernos, militares o civiles (o ambos en
connivencia), sobre extrañas desapariciones de personas o actos de violencia
represiva que se abatían de vez en cuando sobre poblaciones civiles indefensas.
Siempre habría alguien a quien culpar: el enemigo comunista, el peligro rojo,
la amenaza del Este.
Pero ese peligro pasó. De repente se les cumplió el deseo
a los más acérrimos e implacables antagonistas de la “aberración”
comunista-marxista y la U.R.S.S. se hundió como la Atlántida en un día y una
noche terribles. Dios desató los Cuatro Jinetes del Apocalipsis sobre Babilonia
la Grande-Moscú en los años terribles transcurridos entre 1989 y 1991, bendijo al capitalismo y le puso Fin a la
Historia. Lo que seguiría serían los Mil Años de Paz Capitalista Neoliberal…
Pero eso no duró ni diez años.
Porque resultó que habíamos visto las cosas al revés,
como en esas películas yankees donde
al final ocurre un giro inesperado y el Bueno resulta el Malo. Los Jinetes del
Apocalipsis en la forma de los banqueros y las empresas transnacionales,
aupados por el F.M.I. y el Banco Mundial, se cernieron como cuervos sobre los
países del antiguo bloque socialista y los emergentes. La voracidad homicida de
los tiburones financieros, enceguecidos en medio de un “frenesí de
alimentación”, contando con la traicionera complicidad de oligarquías locales,
dejó tierra yerma en los países donde entraron y los dejaron en crisis tras
retirarse a sus paraísos fiscales. Los tembladerales cada vez más fuertes
comenzaron en los países emergentes en 1994 y fueron in crescendo hasta las devastadoras crisis de 2001-02 que
sacudieron Latinoamérica. Pero ese solamente sería un prolegómeno de la Gran
Depresión de 2007-2008, que llegaría al corazón mismo del capitalismo
financiero y el neoliberalismo y cambiaría la Historia del capitalismo quizá de
una forma irreversible. Los dueños del
mundo se asustaron cuando la ola destructora golpeó sus propias puertas. Ahora
el capitalismo salvaje pasaría a su fase más salvaje y oscura.
De pronto una oscuridad ominosa, inescrutable, se
extendió sobre el otrora Mundo Libre. Dios parece haberlo abandonado a su
suerte, a pesar de que la Biblia y el Crucifijo cristiano se esgrimen para
justificar el odio, la mentira y la barbarie. Los infelices y los que pretenden
ayudarlos son sometidos a escarnio mientras que los privilegiados pasean su
prepotencia y desprecio sin ningún pudor aplaudidos por viles lacayos que
esperan vivir de sus migajas como parásitos o como las lampreas pegadas a los
tiburones. Ahora los poderosos y sus alcahuetes dicen “Basta!” y claman contra los que no tienen nada gritando “Injusticia!”. Todo está confundido tras
una espesa maraña de engaños y mentiras. Una “Cortina de Humo”, espeso,
terrible, asfixiante, se ha extendido sobre Europa y América. Occidente ha
sacrificado sus más caros principios de libertad y justicia social en el altar
de la avaricia de los poderosos. Ya nadie busca la verdad, ya nadie busca la
justicia, ya nadie defiende la libertad ni el derecho del otro a expresar su
opinión, ya nadie busca la paz. Todas se volvieron palabras huecas, sin
sentido, cuestionables, sosas, sin mística, sin fuerza. La Luz de Occidente se
volvió un fuego fatuo, espectral, nefasto. El Ángel de Occidente se volvió un
fantasma vagando en un cementerio. La Bastilla ha sido restaurada para enjaular
a la Libertad guiando al Pueblo (y también al Pueblo). De pronto los ricos y
los que aspiran a serlo se volvieron carroñeros, perros rabiosos, zombis sin
cerebro, dispuestos a quemar libros, pobres, infelices y siglos de Historia en
defensa de sus privilegios en peligro. Y aplauden dictaduras y delirios
homicidas de salvadores y falsos profetas. Y entregan su alma al Diablo para no
perder sus propiedades, su sacrosanto dinero, su estatus. Occidente se ha
convertido en la Puerta del Infierno, la misma que en la Divina Comedia del
Dante posee una leyenda que reza: “Oh vosotros los que entráis, Abandonad Toda
Esperanza”.
Imagen
:
Lady Liberty https://imgur.com/r/WALLPAPERS/NXZuyUc
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