IWO ELERU: HUMANOS PRIMITIVOS EN TIEMPOS RECIENTES






La idea de que los humanos modernos se hibridaron con una forma "arcaica", pariente del Neanderthal, en África hace entre 20 y 80.000 años parece cobrar nuevamente fuerza a raíz de evidencias genéticas y antropológicas. La decodificación del genoma completo de tres grupos étnicos africanos cazadores-recolectores (hadza y sandawe de Tanzania y bakwa de Camerún) ha arrojado un dato significativo, además del gen que controla el desarrollo de la glándula pituitaria (clave para entender la baja estatura de los pigmeos): la aparición de secuencias de ADN inusuales que podrían ser interpretadas como residuos genéticos pertenecientes a una especie "arcaica".
El equipo de genetistas de la Universidad de Pennsylvania, dirigidos por Joseph Lachance y Sarah A. Tishkoff, basó su informe en 15 genomas pertenecientes a cinco individuos de cada grupo étnico, decodificados por la empresa Complete Genomics. Joshua M. Akey, de la Universidad de Washington (Seattle), co-autor del trabajo, define como "introgresión arcaica" a las secuencias inusuales. Y lo más impactante es que los investigadores sugieren que la hibridación podría haberse dado hace 25.000 años con una especie de la que se produjo una separación genética hace entre 1,2 y 700.000 años. El gen arcaico (o gen 4) constituye entre el 2% y el 3,6% del genoma en las poblaciones señaladas. Pero se sugiere que entre los pigmeos mbuti podría ser el 14,8%, y el 11,9% entre los san (bosquimanos).
Muchos paleoantropólogos han puesto el grito en el cielo respecto a tan temerarias conclusiones, aduciendo que contradicen el registro fósil. Nada parece sugerir que coexistieron humanos modernos con una especie "arcaica" en ninguna parte de África desde hace unos 200.000 años.
Sin embargo algunos investigadores han reinterpretado un hallazgo nigeriano de 1965. Se trata del cráneo de Iwo Eleru, datado anteriormente en un horizonte superior a los 130/140.000 años, siendo asociado a Homo rhodesiensis, helmei o sapiens arcaicos recientes. Sin embargo un equipo formado por varios investigadores, entre ellos la paleoantropóloga Katerina Harvati de la Universidad de Tubinga (Alemania) y el paleoantropólogo Chris Stinger del Museo de Historia Natural de Londres, han reubicado en 2011 al fósil en los 13.000 años de antigüedad. Lo más sorprendente de la nueva datación es que colocaba en épocas recientes a un humano con características muy primitivas (que recuerdan a erectus-ergaster "progresivos"), comparables a las de los homínidos de Tanzania de hace más de 140.000 años, más exactamente al LH-18 o Ngaloba (Laetoli, Tanzania, 140.000 años de antigüedad).
Sin embargo el hecho de que su cráneo recuerde al de un humano arcaico no modifica el hecho de que su frente alta y no tan pronunciada podría estar en el rango de los humanos modernos. Tal combinación de características podría sugerir que se trata de un híbrido. Pero muchos autores se inclinan por considerarlo un fósil viviente, prueba de que los humanos modernos coexistieron con otras especies afines hasta épocas recientes.

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