MUNGO: DISEMINACIÓN VERSUS CONTINUIDAD REGIONAL








El antropólogo australiano Alan Thorne, de la Univerisdad Nacional Australiana, es un defensor de la teoría de la regionalización o continuidad regional, una alternativa a la hipótesis hegemónica de la diseminación. Ambas posturas traducen una vieja disputa conceptual respecto a los orígenes de la humanidad moderna. ¿Surge el actual Homo sapiens de una migración procedente de África o es quizá el producto de varias líneas regionales? Las hipótesis enfrentadas coinciden en un único punto: existe un ancestro común africano. Pero no se trataría del mismo ancestro. Los partidarios de la diseminación creen que el Homo sapiens surge en África hace unos 200.000 años y que emigra a los demás continentes desplazando a otras especies. Los defensores de la continuidad regional, en cambio, opinan que Homo sapiens es una especie más antigua, derivada de Homo erectus-ergaster, que emigra hace un millón de años diseminándose por otros continentes y que el intercambio de genes entre las distintas líneas evolutivas regionales da orígen a la variedad moderna (Homo sapiens sapiens).
Precisamente Alan Thorne cree que el estudio del ADN del Hombre de Mungo es una corroboración de la línea de la continuidad regional. Al frente de un equipo de la Universidad Nacional Australiana, Thorne encontró que el ADN del Hombre de Mungo es antiguo y no se corresponde con ningún material genético actual. Tampoco es posible encontrarle una relación con ningún otro ADN conocido. Lo relaciona con un supuesto ancestro chino neanderthaloide al que llama "Grácil".
El esqueleto del Hombre de Mungo fué hallado por Jim Bowler en 1974 (Mungo3-LM3) en Lake Mungo, Nueva Gales del Sur. Inicialmente fué datado en 64.000 años, considerándoselo el ser humano moderno más antiguo fuera de África. Una nueva datación, sin embargo, lo ubica en los 45.000 años de antigüedad. Juntamente con los fabricantes de los artefactos de la Tierra de Arnhem datados entre 45 y 61.000 años (sitios de Nauwalabila y Malakunanja, a 300 km. al este de Darwin, datados en el entorno de los 56.000 años), se trata de la población más antigua de Australia, pero contrariamente a la teoría más aceptada, no se trata de arcaicos sino de humanos gráciles de aspecto muy moderno. Presenta rasgos robustos principalmente en la región occipital, pero sus relieves supraorbitales son poco marcados, su bóveda craneal es redondeada, el frontal es recto, los huesos son delgados y su estructura es, en general, esbelta. Podría tener relación con los restos muy fragmentarios de  LM1 de una mujer que fué cremada (la cremación más antigua conocida).
Los humanos que traen el ADN mitocondrial moderno ingresan en Australia hace 20-30.000/9.000 años (restos de Wilandra Lakes, Kow Swamp, Cohuna y Coobool Creek) y su aspecto es claramente arcaico, recordando a los Homo sapiens de Skhul (Israel) o al idaltu africano (si bien también se los ha comparado con los restos de arcaicos de Ngandong, Java). El cráneo de Wilandra Lakes (WHL50), de 1450 cc, es muy robusto, con huesos gruesos, frontal muy oblicuo continuando el marcado relieve supraorbital y máxima anchura craneal en la parte inferior sobre las apófisis mastoides. ha sido datado en alrededor de 20.000 años, y se lo ha relacionado con los restos de los 17 individuos hallados en Kow Swamp (Nueva Gales del Sur). Datados en 10.000 años  presentan gran variabilidad, pero tienden a la robustez.
Nuevamente ingresan humanos con aspecto grácil aunque con marcados caracteres "arcaicos" hace 13.000 años (cráneo de Keilor, Victoria del Sur). Esta cuestión ha generado amplios debates. La idea de que más de una cepa de humanos con aspecto grácil y moderno existió hace más de 40.000 años parece ser la única solución para el enigma. La de la "Eva mitocondrial" terminó imponiéndose a las otras finalmente. En Australia se produjo una inusual mezcla entre un tipo grácil muy antiguo, con caracteres físicos muy modernos pero separado de la línea moderna del Homo sapiens y otros tipos de aspecto primitivo (y otros de aspecto grácil) pero relacionados genéticamente con los haplogrupos actuales procedentes de África. Precisamente la evidencia genética corrobora el orígen africano de las migraciones australianas, además de que eleva a quince las oleadas poblacionales. El caso australiano podría demostrar la hipótesis de John Relethford que, admitiendo el modelo "out of África" (o de diseminación), postula la existencia de un reemplazo parcial de las poblaciones "arcaicas" por los inmigrantes sapiens y la existencia de hibridaciones. Podría ser una aceptable alternativa al modelo del "flujo génico" sostenido por los multirregionalistas. De todos modos aún no aparece claro el por qué los australianos se parecen tan poco a los supuestos primeros humanos africanos, cuyo rastro se encuentra en las actuales poblaciones de negritos de Andamán, los semang de Malasia e incluso en los antiguos tasmanios. ¿Podrían ser descendientes de "arcaicos" locales, lo que corroboraría el modelo multirregional? De hecho el caso de los rasgos arcaicos de los esqueletos australoides, el genoma no compatible con la hipótesis de la diseminación hallado en los restos de Lake Mungo y los posibles restos de sapiens de Jinniushan (China) de 200.000 años y Maba y Liujiang de 90.000 años, compatibles con los fósiles "modernos" de Zhoukoudian y Ordos de 50-15.000 años, constituyen el soporte de la hipótesis del flujo génico o multirregionalista.
El cráneo de Keilor ha sido comparado con los cráneos de Wadjak, hallados por Eugene Dubois en 1891-92, en Java. El aspecto primitivo de esos cráneos ha hecho que se los vincule al Homo erectus y al Hombre de Solo. Presentan prognatismo, nariz ancha y aplastada y notoria platicefalia. Posiblemente se trata de una forma ancestral del actual tipo australiano llamado "de Murray".
Precisamente lo que parece sugerir el sorprendente registro fósil y genético australiano es que más de un tipo humano intervino en la conformación del aborígen australiano moderno. A pesar de que se trata de humanos modernos, parecen recoger varias tradiciones genéticas. Si  bien se impone la cepa mitocondrial africana no es menos cierto que podrían haber múltiples tradiciones cromosómicas. Éstas no sólo podrían ser de humanos anatómicamente modernos. Ya hemos visto que podrían haber aportaciones de Denisova y Neanderthalensis. Una de las herencias físicas de este aporte sería la tendencia "arcaizante" del tipo físico de los indígenas australianos.
Varios autores, encabezados por Birdsell, han apuntado que el moderno tipo australiano aborígen está compuesto en realidad por tres tipos físicos a los que llama negritos (o barrineanos), murrayanos y carpentarianos. El tipo negrito o paleomelanesio (o tipo de Lake Barrine) es considerado el más antiguo. Se supone que formó parte de la primera migración moderna que partió de África hace 70.000 años, llegó al Sahul y cruzó en balsas el estrecho de 100 km. que separaba el continente de la tierra australiana hace 60.000 años. Los otros dos tipos llegaron más tarde y, sorprendentemente, aportaron un tipo de características físicas más arcaicas pero también diferentes a las del tipo "africano" de sus predecesores. Hay razones para creer que tenían la piel más clara y pilosidad corporal, además de una alta frecuencia de cabellos rubios y ojos azules. Ésto se observa sobre todo en el tipo de Murray, que Birdsell considera emparentado con los nivji de Sajalín, los koryak de Kamchatka y los ainus de Hokkaido, así como con los tipos primitivos de América (califórnidos, fuéguidos, láguidos, pámpidos, huárpidos).
El llamado tipo de Carpentaria parece estar emparentado con los veddas de Ceilán, los senoi de Malaysia, los moken de Birmania, los nasioi de Bugainville, los kanak de Nueva Caledonia y se pretende que también aparece en tipos físicos sudamericanos arcaicos (huárpidos y pámpido-patagónicos). Su aspecto es tan regresivo que se lo ha comparado con tipos erectus o los arcaicos de Java (Ngandong). El hallazgo de un porcentaje pequeño de aportación denisovano-neandertalense en la población australiana abona las hipótesis de que los arcaísmos físicos presentes en el tipo australiano podrían deberse tanto a tendencias genéticas autóctonas como a la incidencia de la hibridación del Homo sapiens con otras variedades humanas.













La cuestión del hombre de Mungo se mezcla con rivalidades entre antropólogos. En efecto su co-descubridor Alan Thorne es un confeso defensor del multirregionalismo. Su datación de los restos (próxima a los 60.000 años) y el análisis genético de 2001 que confirma que su linaje mitocondrial no aparece en los humanos modernos, surge como una "sospechosa" coroboración de sus ideas previas. Los partidarios de la teoría "Out of África" cuestionaron muchos aspectos del hallazgo. Para empezar se basaron en las declaraciones del considerado verdadero descubridor del hombre de Mungo, James Bowler, que consideró errónea la datación de Thorne. De hecho sus propios análisis han dado una fecha próxima al 40.000 a.C. De más está decir que esta fecha conviene más a los defensores de la teoría de la diseminación desde África. Por otro lado se ha criticado el éxito demasiado sospechoso de la recuperación del ADN de los restos de Mungo. Se ha señalado que el esqueleto cubierto de ocre rojo no se diferencia en nada de muchos actuales aborígenes que si presentan el linaje mitocondrial de la "Eva africana". De ese modo el presunto ADN desconocido de Mungo quedaría relativizado.
No obstante el caso de los actuales australianos sigue provocando enconada polémica. La antropóloga Marta Mirazón Lahr de la Universidad británica de Cambridge, propone la idea de que hubo dos migraciones "Out of África". Una de ellas ocurrió hace 70.000 años y habría sido poco exitosa. Propone el desastre de Toba como la causa de su fracaso. Sus rastros habrían quedado entre las poblaciones aborígenes australianas y grupos desperdigados en Andamán y Nicobar, Filipinas, Malaysia e Indonesia.
Para Mirazón Lahr la humanidad actual descendería casi totalmente de la segunda migración africana ocurrida hace 50.000 años.
Al menos parte de la población australiana podría descender de la migración que ha dejado restos antiguos en Niah (Borneo), datados en  41-34.000 años (esqueleto de adolescente descubierto por J.Harrison en 1958); en la península de Huon, Papua Nueva Guinea, restos líticos de Bobongara datados en 40.000 años; en Tabon (Filipinas): restos humanos asociados a industria lítica (industria taboniense), descubiertos por Fox, datados en 23.000 años; en Wadjak, dos cráneos descubiertos por Dubois y de datación problemática.
En caso de aceptar las dataciones superiores a los 40.000 años (incluyendo Lake Mungo), de humanos gráciles, podrían ser restos de una migración anterior, como sugiere Mirazón Lahr. Su aspecto físico correspondería más al del tipo melanoise. Los tipos posteriores tienden a la robustez y a presentar mayor pilosidad (características protocaucasoides), tratándose quizá de la mutación que da origen en la Sonda al Haplogrupo P. Recordemos que se ha detectado aportación genética del Hombre de Denisova en poblaciones australianas y de la Sonda, pero no así entre los negritos de las Andamán y Nicobar ni en los pobladores de Asia Oriental.

La Prehistoria australiana es culturalmente una de las más extensas. Se supone que pudo haber comenzado hace 60.000 años y se extendió hasta la colonización europea iniciada en el siglo XVII. A pesar de las especulativas fechas tempranas de los primeros poblamientos, se tiene evidencia cierta de que los cambios climáticos datados hace 48.000 años fueron producidos por incendios. Posiblemente se trate de la acción de grupos humanos, lo que supone una fecha próxima a los 50.000 años para la llegada de los primeros humanos modernos a Australia. Las últimas dataciones en Mungo y Arnhem arrojan fechas de 40.000 años, que desmienten las iniciales de 60.000 años.
Los recientes descubrimientos de pinturas rupestres datados en 28.000 años por el equipo de la doctora Fiona Petchey de la Universidad neozelandesa de Waikato, convierten a Australia en uno de los sitios más antigüos donde se practicó arte parietal. Se trata de un fragmento de arte parietal hallado en Nawarla Gabarnmang, en el río Katherine, Territorio del Norte, por el profesor Bryce Barker de la Universidad Sur de Queensland en junio de 2011. Las pinturas de Nawarla Gabarnmang superan en antigüedad a las pinturas figurativas de Bradshaw halladas en Kimberley y datadas en 17.000 años, así como las halladas en Arnhem que podrían tener la misma antigüedad. En Nawarla Gabarnmang se halló en octubre de 2010 un fragmento de hacha datado en 35.000 años, que constituye la más antigua herramienta de borde afilado del mundo.
La evidencia genética, basada en estudios recientes, avala la hipótesis de la migración única desde África, y vincula a los australianos con el haplogrupo P (presente con una frecuencia del 37.5%). Este haplogrupo se encuentra también entre los papúes de Nueva Guinea (promedios entre 27 y 41%, llegando a ser de 75% en archipiélago de Luisiadas y 61% en Nueva Guinea occidental), y en menor porcentaje en islas de Melanesia, Indonesia y Filipinas.  Se habría originado hace 50.000 años en la Sonda, a partir del macrohaplogrupo R. Éste se encuentra en un 89% en los europeos actuales y se habría originado hace 60 o 65.000 en la India, derivando del macrohaplogrupo N.
Los estudios genéticos avalan también la fecha de 46.000 años como posible inicio de la colonización del Sahul. Sin embargo no se ha llegado a dilucidar la cuestión de si se trataría de una única migración o de varias. Según los partidarios de la migración única los aborígenes australianos constituyen una unidad étnico-racial. Según los partidarios de las múltiples migraciones constituirían una hibridación de varios tipos humanos. De todos modos parece evidente que desde hace unos 13.000 a 9.000 años, con el hundimiento del itsmo en el estrecho de Torres al final de la glaciación, los australianos, tasmanos y papúes quedaron separados geográficamente. Al parecer esta circunstancia también profundizó las diferencias genéticas, a pesar de que está demostrada la existencia de intercambios comerciales entre Australia, Nueva Guinea y Melanesia.
Se supone que otras poblaciones aisladas se extinguieron más tarde: los aborígenes de isla Kangaroo desaparecieron hacia el 200 a.C. y los de Flinders y otras islas del estrecho de Bass hace 4500 años. Pero las poblaciones de Australia al parecer iniciaron un proceso de intercambios intensos que llevaron a la generalización de las lenguas Pama-Nyunga, las concepciones religiosas y la organización socio-política de los grupos. Hacia el 1500 a.C. es introducido el dingo desde Indonesia; también se inicia la práctica de la agricultura en Victoria Occidental, práctica que no se generalizó en el resto de la isla.

La población actual de aborígenes australianos no es mayor a unos 700.000 individuos. La mayoría, unos 500.500, figura como kriol o creol (incluyendo mestizos). Los tribalizados son los siguientes grupos: alyawarra (1800), andilyaugwa (1600), anmatjirra (1500), aranda (1500), arrernte (4800), baadi (500), burera (900), dhangu (500), dhuwaya (4600), djambarrapuyngu (700), djeebbana (300), djinang (200), djinba (100), gaididj (300), garawa (100), gugu-yimidjir (1800), gumatj (500), gunwinggu (1800), gupapuyngu (2100), gurinji (700), iwaidja (300), jaru (400), kitja (500), kugu-muminh (60), kugu-uwanh (70), kukatja (700), kuku-yalanji (300), kunbarlang (100), kunjen (400), kuuku-yau (20), mabuiag (1200), mangarai (100), maridjabin (60), maringarr (80), martu wangka (2000), maung (300), meriam (400), murinbata (1800), nakara (100), nangikurrunggurr (300), ngalkbun (200), ngarinman (300), ngarinyin (100), ngarluma (100), nunggubuyu (1000), nyanganyatjara (1200), nyangumarda (300), nyigina (100), panytyima (100), pintiini (400), pintupi (1200), pintupi-luritja (500), pitjantjatjara (3500), pukapuka (1300), rembarrnga (80), ritarungo (100), thaayoore (600), tiwi (2300), walmatjari (1100), wardaman (90), warlmanpa (100), warlpiri (3300), warumungu (700), watjari (200), wik-iiyanh (80), wik-ngathana (200), worora (300), yankunytjatjara (80), yanyuwa (100) y yindjibarndi (400).



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