LA "OLD EUROPE" Y EL "BURRO" DE ORCE



Dos paradigmas antropológicos pugnan en una encarnizada contienda por suplantar al viejo modelo vigente hasta 1994 llamado por Carbonell en 1995 la "Young Europe". Según esta visión dominante el ser humano llegó a Europa hace 500.000 años máximo. Sin embargo los nuevo hallazgos terminaron por hechar por tierra tal presunción. De todos modos se ha optado por una línea intermedia llamada "Mature Europe", que admite hasta un millón de años para la llegada del hombre a Europa. La tercera opción es resistida por la mayoría de los prehistoriadores: la "Old Europe", que lleva la cifra del arribo a Europa a 1,5 millones de años (y más también).
Dos sitios en especial desafían los arraigados paradigmas: Dmanisi (Georgia) y Orce (España). Los restos de Dmanisi rondan los 1,8 millones de años. Los hallazgos de Orce han arrojado cifras de 1,4-1,5-1,6 e, inclusive, 1,9 millones de años (los estudios de Gary Scott, del Berkeley Geochronology Center, arrojan cifras de 1,3 millones de años para Venta Micena, 1,25 millones para Barranco León y 1,2 millones para Fuente Nueva). Pero claro, al igual que en el caso de Longgupo, el viejo paradigma no se iba a rendir sin dar batalla.

La ocasión se presentó al descubrirse en 1982 el fragmento craneano llamado VM-0, en Venta Micena, cuenca del Guadix-Baza, municipio de Orce (Granada, España). Los responsables del hallazgo, los doctores Josep Gilbert i Clols, Jordi Agustí y Salvador Moyà-Solà, del Instituto de Paleontología de Sabadell, consideraron que se trataba de un homínido de 1,5 millones de años de antigüedad y así lo presentaron oficialmente en 1983 en la publicación "Paleontología i Evolució". El hallazgo fué inspeccionado por dos especialistas franceses del Louvre de París: Henry y Marie Antoinette Lumley, quienes al principio lo valoraron positivamente. Sin embargo en 1984 el descubrimiento de una "anomalía" en el fragmento de calota craneal (más específicamente una "cresta de dirección sagital", según expresión de Martínez Navarro en 1993, en la cara interna del hueso occipital) hizo que la doctora M. A. de Lumey sugiriera que podía tratarse de un hueso de équido. La noticia explotó en la prensa aún antes de que se consolidaran los dos bandos científicos respecto a la naturaleza humana o equina del fragmento de Orce. Agustí y Moyà-Solà decidieron retractarse de su inicial afirmación en 1987, en tanto que Gibert continuó defendiendo su postura, apoyado por Martínez Navarro. Mientras que en la prensa se difundió la nociva idea de que los científicos habían confundido el hueso de un "burro" con un resto humano.
Gibert encargó un nuevo estudio del hueso al Dr. Doménec Campillo, especialista en patologías antiguas. En 2002 los estudios radiográficos y las pruebas paleoinmunológicas realizadas en la Universidad de California (EEUU) y en la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada (España), dieron por resultado que los caracteres del fragmento eran compatibles con los de un individuo humano de unos 5 años de edad. Los estudios bioquímicos publicados por los doctores García Olivares y Lowenstein en la revista American Journal of Physical Anthropology anunciaban la presencia de albúmina y confirmaban la identificación del hueso como de origen humano.
Mientras tanto fueron surgiendo nuevas evidencias de actividad humana en la región: dos fragmentos de húmero en Venta Micena (VM-1960 y VM-3691), una muela con esmalte grueso en Barranco León 5 (un total de 11 restos óseos datados en 1,6 y 1,4 millones de años) e industria lítica olduvayense en Barranco del León y Fuente Nueva (las heramientas en Barranco León-5 y Barranco del Paso-Cortijo Alfonso podrían oscilar entre 1,65 y 1,9 millones de años). Lamentablemente rigió una sorda prohibición de las autoridades de Andalucía a autorizar excavaciones en Venta Micena, lo que impidió el progreso de las investigaciones. Algunos restos óseos hallados en 1984 en la cercana Cueva Victoria (Cartagena, Murcia) arrojaron la cifra de 800.000 años, muy posteriores a la calota de Orce.
A un año de la muerte del profesor Gibert un hallazgo hecho en Tarragona en 2006 dió un espaldarazo a la postura sobre la identidad humana del hueso de Orce. Se trataba del esqueleto de una niña de época romana (LP-511) que presentaba en el cráneo la misma anomalía presente en el fragmento de Orce. Luego han surgido otros restos humanos con la misma anomalía, como el "niño de Francolí". No obstante autores como Moyà-Solà y Paul Palmqvist, de la Universidad de Málaga, antiguo colaborador de Gibert, arremetieron con nuevas y duras críticas, llegando a acusar a Gibert de falsificador.
La Junta de Andalucía decidió negar las excavaciones a Gibert desde 1985. Tras su fallecimiento en 2007, su hijo Luis Gibert, de la Universidad de Barcelona, ha tomado la posta en la defensa de la postura de su padre. No obstante contar con el respaldo de Emiliano Aguirre (uno de los "padres" de Atapuerca), María Martinón-Torres y de Yves Coppens, la Junta sigue ignorando los pedidos de habilitar los trabajos en Venta Micena. De hecho en 2010 se ignoró la solicitud de un equipo multinacional liderado por la profesora de arqueología de la Universidad de Oxford Sarah Milliken.
Sin embargo se decidió finalmente ese mismo año, en setiembre, otorgar un permiso a un equipo a cargo del escéptico (respecto al cráneo de Orce) Robert Sala, de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona y del Institut Catalá de Paleoecología Humana y Evolució Social. Los investigadores encontraron 105 herramientas y evidencias claras de que el hombre que habitó la región era un carroñero improvisado. Vivía a orillas de un lago salado de 40 km. que existía entonces en la región. Competía con hienas y otros carroñeros por los animales muertos que encontraba y a los que comía en el mismo lugar utilizando piedras afiladas para cortar la carne.

Las herramientas de Orce han sido datadas en 1,3 millones de años y suman cerca de 2.000 junto a las encontradas en Fuente Nueva 3 y Barranco León. Salas cree que el "hombre de Orce" era evidentemente un homínido y no un "burro", pero lo considera un Homo antecessor, como los de Atapuerca, y no le asigna una antigüedad superior a los 1,3 millones de años. No obstante algunas dataciones arrojan cifras próximas a los 2-1,9 millones de años, poniendo sobre el tapete la polémica sobre la antigüedad de la colonización humana de Europa.

Los restos fósiles hallados por Gibert fueron todos ellos sistemáticamente impugnados. No sólo el fragmento craneano atribuído a un equino, sino que también los húmeros de Venta Micena fueron adjudicados a un rumiante hembra y el fósil de Cueva Victoria (Murcia) a un primate. No obstante la evidencia lítica es contundente y no puede ser ignorada. El olduvayense europeo presenta varios sitios más, además de Venta Micena, Barranco León, Cueva Victoria, Fuente Nueva (España) y Dmanisi (Georgia). A ellos hay que sumarles el yacimiento de Pirro Nord, en Italia, con muestras líticas de 1,7 millones de años según las pruebas de paleomagnetismo. También está Lézignan-la-Cèbe, sur de Francia, con piezas líticas que se remontan a 1,5 millones de años según el método 40Ar/39Ar; también en Francia tenemos el sitio Chilhac III, con material lítico de 1,5 millones de años. Los niveles bajos de Sima del Elefante (España) han arrojado mandíbulas y restos líticos de 1,5 millones de años. Ciertos hallazgos en Dacia (Rumania) y Bohemia (República Checa) se supone que rondan los 1,8-1,9 millones de años y han sido atribuidos a Homo georgicus. Otros sitios son un poco más recientes y se admiten dataciones de entre 1,2 y 700.000 años (con un promedio de 1 millón de años): Atapuerca, Aculadero, Pinedo, Torralba, Ambrana, Áridos (España), Ceprano, Ca´Belvedere de Monte Poggiolo, Agnani-Colle Marino, Monte Peglia, Isernia la Pineta (Italia), Le Vallonnet de Roquebrune-Cap. Martin, Soleihac de Blanzac (Francia), Kärlich (Koblenz, Alemania), Trzebnica, Stranska Skalá, Przeletice-Zlaty Kopec (República Checa), Sandalja I (Croacia), Korolevo (Ucrania). Se pueden sumar otros sitios en Portugal suroccidental (Pleistoceno medio), Pirineos catalanes, Rosellón y Masizo Central francés (fase Günz-Mindel), Lazio y Sicilia (Mindel inicial).
El olduvayense europeo es más tardío que el marroquí-argelino y, ambos, presentan un desfazaje evidente con África oriental. África del Norte, Medio Oriente (y Extremo Oriente) y Europa se convirtieron en refugio de homínidos asociados a la industria olduvayense desplazados por los ergaster y sucesores (erectines) asociados a la industria achelense. En el caso de Europa existen dos posibles vías de ingreso: el Levante (los yacimiento israelíes de Erq-el-Ahmar y Yiron se sitúan en los 1,9-2 millones de años) y el Maghreb-Gibraltar (Haïn Hanech cuenta con 1,9 millones de años).
Hace 1,8 millones de años la presión producida por la imposición de homínidos con tecnología achelense, además de un posible aumento de la población africana-oriental propiciado por el retroceso de los climas tropicales, obligó a emigrar a grupos homínidos olduvayenses. En efecto hace 2,5 y 1,8 millones de años se produjo un aumento de la superficie de las sabanas africanas y un avance de las estepas frías en el norte euroasiático, debido a un enfriamiento climático global. Algunos creen que el evento de reversión magnética fechado entre 1,7 y 1,07 millones de años tuvo algo que ver en este proceso. Lo cierto es que en ese lapso de tiempo se sucedieron dos fases de grandes retrocesos en el nivel de los océanos. En la fase o evento Aullan, de 1,8 a 1,6 millones de años, el nivel de los mares descendió unos 200 metros (el estrecho de Gibraltar quedó reducido a 4 kilómetros de ancho). En una segunda fase, conocida como Caspian, al final del período Villafranquiense, entre 1,0 millones de años y 900.000 años, se produjo un nuevo enfriamiento y descenso del nivel de los océanos. Es interesante analizar el impacto en la fauna provocado por los eventos climáticos. El primer enfriamiento iniciado hace 1,8 millones de años produjo una notable reducción en la diversidad de herbívoros. Los grandes depredadores (Megantereon, Homotherium, Canis etruscus y Pachycrocuta brevirrostris) se dispersaron dando origen al "evento Lobo". El megantereon de hecho se extinguió en África hace 1,5 millones de años, pero persistió en Europa hasta hace 500.000 años. Se cree que los homínidos siguieron las rutas de estos carnívoros, aprovechándose de los restos de animales por ellos cazados. El evento Lobo explica en parte la dispersión de homínidos ocurrida entre los 1,8-1,6 millones de años. Aprovechando la disminución en el nivel de los mares los primeros europeos cruzaron a través de Gibraltar. También se sospecha que hubo una migración que atravesó el estrecho sículo-tunecino. Por otro lado hubo un desplazamiento vía Israel-Anatolia-Cáucaso (con posible ramificación a Grecia). Otros grupos atravesaron directamente el mar Rojo hacia el Yemen y desde allí se derramaron hacia la India, China e Indonesia.
La situación de reducción drástica de la biodiversidad abarca todo el Villafranquiense superior, pero hacia el final del período se produce una reversión del fenómeno. El nuevo aumento en la diversidad faunística coincide con una segunda oleada de homínidos que, desde África, introducen la industria achelense en Europa y Asia.



















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